Alumnos de la tradicional Escuela de Bellas Artes, perteneciente a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), concurrieron a el periódico en representación de sus 350 compañeros para explicar porqué siguen empezar las clases a pesar de que está por comenzar el mes de julio.
Lo que se entiende menos son las marchas y contramarchas de la UNT.
Por un lado, a falta de una sede digna (la de Alberdi 150 está en ruinas por dentro desde hace años), el rectorado de la UNT habría dispuesto que los alumnos empiecen las clases este jueves 23 en el edificio abandonado que ocupaba el cuestionado colegio Herman Hollerith.
Por otra parte, el Director de Construcciones Universitarias de la UNT, arquitecto Carlos Prieto, dispuso que no lo hagan ya que los alumnos corrían serios peligros ya que el edificio no está en condiciones y en refacción.
Una tercera cuestión está pendiente: La sede prometida, que se emplazaría en la Quinta Agronómica, no está ni siquiera licitada.
Los alumnos de 15 y 16 años, que vocacionalmente eligen al arte como su rama fuerte de estudio, y necesitan horas extras para los talleres y otros, deben hacerse cargo de golpear puertas de despachos para tener clases.
Evidentemente, frente al capital que le entra a la UNT por la mina La Alumbrera y las obras que con él se llevan a cabo, no cabe otra cosa que pensar que los alumnos de Bellas Artes son los olvidados del rector Cerisola y que poco le importa la suerte que corren ellos y la casi centenaria institución.
(Ver nota informativa en este mismo sitio web www.elperiodico.com.ar)
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